Violencia adolescente [6]

Publicado en por IMAGO

Violencia adolescente [6]


por
Héctor Juncos




La construcción de la identidad de los adolescentes en relación con la violencia

     

    Tomando el concepto de identidad como el “derecho a tener derechos” haciendo referencia a que los adolescentes deben ser considerados como Sujetos de derechos y no en carácter de Objetos.
     En la actual sociedad globalizada, el proceso de construcción de identidad de los jóvenes ya no tiene sólo que ver con espacios físicos o territoriales que permitan una referencia afuera/adentro, propio/ajeno, amigo/enemigo, sino con espacios simbólicos.
     El espacio físico pierde sentido y funcionalidad ante la desaparición de las fronteras en una sociedad mediatizada, por lo que se hace necesario construir un espacio de referencia simbólica. Requiere que sea operativo en el imaginario social y sirva de barrera, división, frontera entre “nosotros” y “ellos”, como una etapa de su proceso de maduración en vistas a su integración social. 
    En el caso de los adolescentes, los espacios simbólicos están representados por la diferencia, es decir, una tendencia a aislarse en grupos, en un esfuerzo de reducción y simplificación de la complejidad de una sociedad cada vez más grande y difícil, como así también para reconocerse y valorarse en su individualidad. La identidad a partir de la diferencia tiene que ver con la fuerte exterioridad que los jóvenes dan a sus modos comunicacionales, caracterizados por la imagen, la moda, el disfraz, la exaltación del cuerpo y preocupación por el aspecto. 
    Es necesario aceptar que la identidad juvenil se construye a partir de un “modo de vivir la tensión existencial”, es decir, que tiene relación con la clase social a la que pertenece, la cultura en que se desarrolla, el género que posee y los grupos donde se desenvuelven cotidianamente.
    Imagen e Identidad tienden a hacerse sinónimos, es así que, en los grupos investigados podemos diferenciar distintas identidades construidas a partir de indicadores en base a situaciones socioeconómicas: origen étnico, lugar donde viven, mayor o menor influencia del medio social, acceso a servicios, inserción laboral, actividades  recreativas y culturales, lo que configuran distintas subcultura juveniles. Ser morochos, usar vestimentas humildes, exhibir distintos cortes de cabello y adornos producen procesos de identificación y estigmatización de los grupos adolescentes.
    Los adolescentes construyen su identidad con otros adolescentes, con los que comparten preferencias musicales, modas, videos, pero también efectividad, rebeldías y alianzas respecto de la sociedad adulta. De esta manera, cuando manifiestan su desacuerdo, cuestionan las normas establecidas, se sitúan al margen y no adscriben a los modos culturales tradicionales. Los adolescentes señalan la ambigüedad con que la sociedad adulta los trata, ya que por un lado son reconocidos como promesa del futuro, y por otro, son una amenaza que traiciona los valores de sus padres.
     Ante la presencia de un conflicto generacional latente, los adolescentes se “alistan” en sus grupos de pares, que algunos autores denominan formas neotribales, para resistir el desplazamiento de los sistemas adultos, en búsqueda de reputación y afectividad (Blanco, 2006: 94, 95).




Bibliografía:


Blanco, María T. y otros. (2006) Relaciones de violencia entre adolescentes. Influencia de la familia, la escuela y la comunidad. Buenos Aires: Espacio Editorial.

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